Las gafas "inteligentes" de Meta ya están aquí. ¿Y si representan una amenaza para nuestra libertad?

Mark Zuckerberg presentó sus nuevas gafas, llamadas "inteligentes", al inicio del curso escolar: las Ray-Ban Meta. Asumiendo un reto tras el fracaso de las Google Glass, el director ejecutivo de la empresa estadounidense Meta [anteriormente Facebook, Inc., nota del editor] las ve no solo como la nueva plataforma que reemplazará a nuestros smartphones, sino también como el primer pilar del ser humano aumentado. Porque estas gafas no son una herramienta más, sino una nueva forma de usarlas. No un nuevo objeto para experimentar, sino una nueva experiencia de objetos, aumentados, subtitulados, filmados, holográficos, etc.
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Aunque aún son externas al cuerpo, las gafas Meta traspasan el umbral de nuestra percepción, ya que ya no están frente a nosotros, sino dentro de nosotros, integradas en nuestra experiencia. No modifican nuestro cuerpo en su funcionamiento para restaurarlo (como las gafas graduadas, un corazón artificial, un audífono, etc.), sino en su relación con el mundo para potenciarlo. Curiosamente, para promocionar su producto, Mark Zuckerberg afirma que perjudicará a quienes no se benefician de él: «En el futuro, las personas sin estas gafas sufrirán una desventaja cognitiva significativa». ¿Pretende Meta aumentar su clientela o perjudicar a la humanidad?
Esta ambivalencia, entre la mejora técnica y la "debilidad" natural, es tan antigua como la tecnología misma. Es el mito de Prometeo, que contrasta la indigencia de los seres humanos, que llegó después de que todas las armas (colmillos, garras, aguijones, corteza, etc.) se atribuyeran a otros seres vivos, con el fuego divino de la tecnología, que les permitió producir todas las armas posibles por sí mismos. Ahora, la inteligencia artificial reactiva esta ambigüedad al designar tanto más como menos que la inteligencia natural: más, porque posee un poder racional potencialmente infinito; menos, porque es ciega a lo inmensurable: el deseo y la moralidad, que forman, junto con la racionalidad, las tres dimensiones principales de la inteligencia.
Idea aberranteEl término mismo de "inteligencia" artificial resume esta polaridad: importado del inglés, donde significa recopilación y procesamiento de datos (es la "I" de "CIA"), la inteligencia IA ha terminado haciéndose pasar por inteligencia humana completa, lo que ha llevado a un gran número de futurólogos a desarrollar la aberrante idea de una IA que "pronto se volvería consciente de sí misma".
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